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Pasar del creer en a creerle a

Hace un par de año por causalidad cayó en mis manos un libro de Mamerto Menaplace, un cura que escribía cuento cortos y con una moraleja que te dejaba pensando.

Leí un cuento que se llama “El Fonámbulo”. Se trata de un equilibrista que llegó a un pueblo a realizar su acto circense y para eso tensó una cuerda entre la municipalidad y la iglesia del pueblo.

Todo el pueblo se congregó a la plaza para verlo. Resumiendo para ir al punto, es que el tipo pasaba de un lado a otro de la plaza caminado por la soga y en cada pasada agregaba difilcudades: El primer acto lo realizó con las varas largas para hacer el equilibrio, luego pasó sin la vara y así pasó de espalda ida y vuelta.

En cada pasada salía y le preguntaba al pueblo si creían que él era capaz de realizar las proezas que se proponía.

A medida que la cosa se complejizaba en peligro, la muchedumbre empezó a separarse  entre los que creían que él podía hacer la proeza propuesta y los que no.

Así, el último acto era pasar con una carretilla de punta a punta de la soga con los ojos vendados. Ahí la cosa fue un silencio ya en los pocos que estaban confiados en el equilibrista, Ante la pregunta ¿Quién cree que puedo realizar este acto?

 Nadie emitía un sonido, hasta que uno entre los pocos dijo:

– Si, yo creo que eres capaz, anímate y hazlo yo confió en ti…..

El equilibrista lo mira y le dice:

– Ya que crees en que soy capaz de hacerlo, ven  y sube a la carretilla……

Y ahí se terminó el cuento.

Si bien la moraleja del cuento está orientada en el dogma de su trabajo como sacerdote, Mamerto decía que la cosa no era tanto creer en DIOS sino Creerle a DIOS, a mí me quedo resonado largo tiempo….

La cosa no es creer en algo… Es creerle a ese algo?

Así, muchas veces me he sorprendido en la pregunta, ¿Cómo hacemos para creernos? ¿Cuál es la sutil diferencia entre creernos y creer en nosotros?.

Como es subirse a la carretilla, ¿A nuestra carretilla?

Imaginemos…. Creer en nosotros sería como ser el equilibrista… Mientras que subirsnos a la carretilla es creernos.

Asi me imagino la búsqueda de respuestas en los ámbitos de la vida, trabajo, familia, amigos, etc.

¿Cuándo nos creemos?  o ¿Cuándo creemos en nosotros?

Yo creo que nos creemos cuando el resultado de nuestras acciones no hace felices, cuando las decisiones parten desde lo único que no podemos engañar: Nuestro SER… Podemos engañar a la mente y decirnos cosas lindas que predispongan a nuestro cuerpo y emoción, nos creemos coherentes hasta la primera piedra, cuando nos invitamos a subirnos a la carretilla.

Podemos escribir en el espejo, HOY VA SER UN DIA GENIAL, creemos en nosotros por eso lo escribimos, pero salimos a la calle y se nos pincha la goma del auto, ahí nos acordamos del espejo y decimos “No funcionó”…. ¿No funcionó o no creímos? ¿Por qué dejo de ser un día genial?

Cuando nos creemos hacemos que las cosas nos ocurran,  nos pasa que sin darnos cuenta estamos ahí, donde somos, nos hallamos. Cuando nos creemos hacemos que nos crean, y podemos dar, podemos acompañar, creernos, no como un acto de fe,  sino de firme convicción de que somos lo que somos y con eso estamos bien.

1 thought on “Pasar del creer en a creerle a”

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